La Asociación de Emprendedores del Viche del Pacífico – Asemvip – continúa fortaleciendo su presencia y liderazgo en los espacios culturales más importantes de la región, participando de forma activa en el evento ‘Pacífico en su Salsa’, una apuesta estratégica de ciudad que busca potenciar el ecosistema cultural y creativo de Santiago de Cali y del suroccidente colombiano.
Este proyecto, promovido por la Secretaría de Cultura de Cali, está dirigido a portadores y portadoras de tradición en bebidas y cocinas del Pacífico, así como a músicos y músicas que hayan participado en el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez, y a artistas vinculados al ecosistema de la salsa que hicieron parte del Festival Mundial de Salsa entre los años 2022 y 2024.
Pacífico en su Salsa no solo es una plataforma de visibilización, sino también una oportunidad de formación y fortalecimiento. A través de este proyecto, los participantes acceden a procesos de capacitación con maestros, maestras y docentes especializados, orientados a salvaguardar manifestaciones propias de cada territorio, al tiempo que se fortalece el desarrollo de sus emprendimientos.
Cada curso contempla una etapa presencial en los municipios, seguida de un componente virtual, completando un total de 20 horas de formación (4 presenciales y 16 virtuales). Además, los y las participantes reciben materiales para las jornadas presenciales y un certificado de participación, lo cual representa un respaldo técnico y formativo a sus saberes y trayectorias.
En este contexto, Asemvip ha hecho presencia con una muestra representativa de bebidas tradicionales, destacando la riqueza cultural del viche y sus derivados como la tomaseca, el pipilongo y las cremas artesanales. La asociación ha compartido sus saberes en torno a la transformación del viche, resaltando su valor cultural, medicinal y comunitario.
La participación de Asemvip en ‘Pacífico en su Salsa’ reafirma su compromiso con la salvaguardia de las tradiciones del litoral, el impulso a los emprendimientos colectivos y la construcción de una economía cultural que valora las raíces. Este tipo de espacios permiten que la voz de los territorios sea escuchada, y que las prácticas ancestrales sigan vivas, fortalecidas y con proyección hacia el futuro.














